Durante veinte años de entrenamiento físico repartidos entre la natación y el rugby se fue forjando una forma de relacionarme con la naturaleza. La natación te posibilita conocer tus posibilidades individuales, de conocer tu cuerpo: estás solo tú y el agua. El rugby fortalece el espíritu de equipo y la competencia y el contacto con la tierra te fortalece. La suavidad y la aspereza de los elementos constituyeron mi entorno y me formaron.
Mi trabajo con los insectos comenzó como una curiosidad que no desvinculo de esa época. Fui ensamblando partes, creando formas, buscando espacios para estos objetos que cruzan materiales y evocan una vida nueva que se instala como una entidad con una fuerte personalidad.
Los insectos son ágiles; saben defenderse. En relación con su tamaño son fuertes pero frágiles frente al entorno. Ahora son mis amigos y siempre me acompañan.
Me levanto y voy al fondo
Me saludan, como estas
Yo voy al fondo
Cruzo moscas y mosquitos en el aire
Hay arañas que son del viento y nadie lo sabe
Hay avispas que me miran cuando paso
No me pican; ellas sólo quieren bailar.